La palabra "criogénesis" evoca escenarios comunes de ciencia ficción en libros y películas, como cuerpos congelados para emprender viajes espaciales de años luz o ser despertados en un futuro lejano.
Un imaginario que ha creado mucha confusión en torno a la realidad científica de la criogénesis y la criocámara, difundiendo opiniones muy polarizadas como: podemos hacer como en las películas / todo es una tontería.
En realidad, la criogénesis es una tecnología que realmente existe y se aplica en numerosos sectores,desde la medicina hasta la investigación científica, aunque está (todavía) lejos de su representación ficticia.
Hoy vemos qué es una cámara criogénica, qué temperatura alcanza y cuáles son sus aplicaciones.
¿Qué es una cámara criogénica?
Criogenia viene del griego y significa generación de frío. Por eso es el nombre que utilizamos para todas aquellas tecnologías diseñadas para producir temperaturas extremadamente bajas.
Aunque el término alude a la propia generación de frío, hoy en día se utiliza para todos aquellos dispositivos que pueden generar temperaturas inferiores a las de los ultracongeladores. El umbral comúnmente compartido es -145° o -230 F.
De hecho, para superar ese umbral es necesario utilizar fluidos criogénicos, es decir, gases en estado líquido caracterizados por temperaturas extremadamente bajas. Generalmente se utiliza nitrógeno líquido.
Una cámara criogénica es, por tanto, un instrumento de laboratorio diseñado específicamente para alcanzar estas temperaturas extremas con la ayuda de fluidos criogénicos.
Las cámaras criogénicas son siempre ambientes herméticamente aislados del exterior, en cuyo interior es posible alcanzar estas condiciones ambientales, pero pueden ser de varios tamaños según los campos de aplicación.
Entonces, ¿para qué sirve una cámara criogénica?
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¿Para qué se utiliza una cámara criogénica?
Generar ambientes con temperaturas extremadamente bajas puede tener muchos usos que sin embargo podemos dividir en dos campos principales: crioterapia y criopreservación.
La crioterapia es una de las aplicaciones más conocidas de las cámaras criogénicas, especialmente en el campo de la medicina deportiva y el bienestar.
Esta técnica consiste en exponer el cuerpo o partes del mismo a temperaturas extremadamente bajas durante periodos cortos, normalmente entre -110°C y -140°C. Durante una sesión de crioterapia, el cuerpo reacciona a la drástica reducción de la temperatura reduciendo el flujo sanguíneo al área expuesta, lo que puede reducir la inflamación y el dolor. Este tratamiento es muy apreciado por sus beneficios antiinflamatorios, analgésicos y de recuperación muscular, acelerando la curación y mejorando el rendimiento deportivo.
La criopreservación, por otra parte, se refiere a la investigación médica y científica. De hecho, esas temperaturas son ideales para conservar eficazmente algunos tipos de muestras biológicas , como células, tejidos, embriones y otros materiales genéticos.
A temperaturas extremadamente bajas, la actividad biológica se detiene casi por completo, lo que permite un almacenamiento a largo plazo sin degradación.
¿Cámara criogénica, congelador o ultracongelador?
Sin embargo, las cámaras criogénicas no son la única herramienta utilizada por la investigación médica y científica para la conservación de muestras. De hecho, junto a ellos encontramos congeladores y ultracongeladores.
Los primeros alcanzan generalmente temperaturas entre -15° y -25°, mientras que los segundos alcanzan incluso los -80°.
Como se puede deducir de lo ya dicho, las cámaras criogénicas son con diferencia las que mejor rendimiento tienen de las tres, alcanzan al menos -145° para definirse como tales y son las únicas que utilizan nitrógeno líquido. como medio de enfriamiento.
Sin embargo, esta performatividad conlleva un elevado coste en términos de energía y materias primas y, en consecuencia, también en términos económicos.
Por este motivo, para la mayoría de las muestras, los institutos de investigación utilizan congeladores de temperatura ultrabaja, especialmente si el período de almacenamiento no necesita ser excesivamente largo.
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